¿Quién dijo que era imposible aparcar en Barcelona?

Viajar es uno de los placeres que tiene la vida y uno de los mejores planes que podemos hacer cuando las obligaciones nos dan un respiro. Conocer nuevos lugares es sinónimo de enriquecerse y de cultivarse como persona, algo que nos convendría a todos y cada uno de nosotros. Cuando vivimos en un lugar como España, las posibilidades de realizar un viaje interesante por un precio asequible se multiplican por infinito.

Sin embargo, no está de más hacer una previsión del gasto que vamos a hacer durante el viaje para evitar sustos. Tenemos que tener en cuenta el gasto en hospedaje, las excursiones, la comida, la gasolina que gastamos en el desplazamiento…y, si acudimos a una gran ciudad, el gasto que implica dejar el coche aparcado en un parking o en zona azul.

Este año, durante nuestras vacaciones de verano, varios compañeros de trabajo decidimos organizar un viaje a Barcelona. Muchos de esos compañeros todavía no habían visitado la Ciudad Condal y por mi parte hacía mucho tiempo desde la última vez que la visité. Era un viaje que nos ilusionaba a todos y para el que no queríamos ningún tipo de problema ni contratiempo.

Por eso hicimos esa planificación de gastos de la que os hablaba. Reservamos un dinero para ese gasto de parking o de zona azul, ya que íbamos a realizar nuestro desplazamiento hasta la ciudad en coche. No queríamos engañarnos a nosotros mismos: no esperábamos que nos fuera a salir barato.

La duración del viaje iba a ser de una semana. Una semana en la que no íbamos a utilizar el coche para nada. Marcos, el conductor, estaba preocupado porque quería encontrar un sitio seguro para que al vehículo no le pasara nada durante los siete días. Decidimos por tanto buscar por Internet un parking en el que poder reservar una plaza durante toda la semana y en el coche estuviese a salvo.

Este parking barato en el centro de Barcelona nos convenció. Además de encontrarse en el centro de la ciudad, un sitio no demasiado lejano al del hotel donde nos íbamos a hospedar, ofrecía la garantía que da la vigilancia y a un precio al que jamás nos habríamos podido imaginar: ¡40 euros para toda la semana! Teniendo en cuenta que éramos cinco los que viajaríamos, el coste de dejar el coche en aquel parking del centro de la ciudad sería de 8 euros por cada uno. Nos parecía una auténtica ganga, así que no nos lo pensamos dos veces e hicimos la reserva a través del portal web.

Sin preocupaciones se disfruta más

Llegó el momento de visitar Barcelona y de disfrutar. Esperábamos que todo saliera bien y no tener problemas, y la realidad fue exactamente esa. El haber reservado plaza en aquel parking fue una idea excelente, porque sabíamos que la seguridad del coche estaba garantizada y que por tanto podíamos estar libres de preocupaciones y de malos presagios.

Durante los siete días que allí estuvimos nos dio tiempo a ver prácticamente todo lo que la ciudad ofrece. Visitamos la Sagrada Familia, el Puerto, la playa de la Barceloneta, la Anilla Olímpica, la Catedral, el Camp Nou, la Pedrera o las Fuentes de Montjuic, entre otras muchas cosas. La verdad es que la experiencia resultó indescriptible y entre todos nos prometimos que tendríamos que hacer más viajes como aquel cada vez que el trabajo nos diera un respiro en forma de días de descanso.

Cuando nos marchábamos, lo único que tuvimos que hacer fue presentarnos en el parking, acreditar nuestra reserva y llevarnos el coche para regresar a nuestra ciudad. ¡Qué cómodo había resultado el resguardar el vehículo en una ciudad tan complicada para ello como lo es Barcelona! No nos lo podíamos casi ni creer.

 

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