Hace poco me encontré con una oferta de trabajo en internet en la que solicitaban un periodista para cubrir un puesto en un departamento de comunicación. Te pedían experiencia, conocimientos de marketing, de del funcionamiento de las agencias de comunicación, de procesaros de textos así como de hojas de cálculo, pero también idiomas. El inglés era un básico, como parece que es ahora para todos los empleos, es alemán debía de ser al menos de nivel medio, y el francés era otra lengua deseable y que puntuaría a tu favor si la dominabas en caso de querer optar al puesto. Así a simple vista no parece que haya nada raro en la oferta, aparte de que pidan a una persona bien formada. Pero la clave está en que no se trata de un puesto para un trabajador cualificado con cierto bagaje profesional, sino que era para un becario.
Sí, como todos os imagináis, estamos en un mundo cada vez más precarizado en cuanto al mercado laboral se refiere. Si esto le piden a un becario que no cobra más allá de los 300 euros al mes, si es que las prácticas son de la suerte de remunerarse, ¿qué puede aportar un licenciado y con carrera detrás? La pregunta se las trae. Ahora mismo el capital humano dentro de una empresa distingue o se incorpora a su grupo solamente a quienes están por encima de la media en cuanto a talento, experiencia y formación, especialmente en idiomas.
Y es que las relaciones comerciales y el trabajo o el empleo que se genera gracias a estas están cada vez más globalizados. No podemos entender el negocio o el mercado sin las exportaciones o importaciones, y no solo de materias primas o de productos, sino de las mismas relaciones laborales. Para poder vender fuera o importar algo no basta con hacernos entender en cuanto idiomas al nivel de pedir precio y si es conveniente pagar o vender, sino que tenemos que saber vendernos en el exterior, posicionarnos sobre los demás competidores con una estrategia comercial que incluya las relaciones públicas. Y para eso los idiomas son clave.
Hoy hemos querido hablaros de esto porque sabemos que si entráis en este foro es que os gusta viajar, y que tenemos esta característica en común. Pero viajar, además de ocio, puede ser también una gran oportunidad para aprender idiomas.
¿Alguna vez os habéis planteado que es posible recorrerse el mundo entero simplemente tirando de una beca tras otra? No solamente están las que ofrece el gobierno de España, sino que otros Estados y países sacan bolsas para extranjeros, así como muchos organismos, tanto públicos como privados.
Yo misma, hace unos años, al poco de terminar la carrera, me pasé un mes fabuloso en Irlanda aprendiendo inglés con una beca de idiomas de las que concedía el Ministerio de Educación. Y no era nada desdeñable. Además, con estas becas tenemos que tener en cuenta que no vamos a estar estudiando en todo momento, sino que podemos hacer muchas más cosas. En mi caso, las clases eran solamente de cinco horas al día de lunes a viernes, de forma que me quedaba mucho tiempo libre para conocer Dublín, Belfast, los acantilados de Moher… Estuve en muchísimos sitios, y eso, aparte de viajar, es también una gran manera de aprender un idioma y hacernos fuertes en nuestro currículo a la hora de solicitar un empleo.
He de decir que la mayor parte del inglés que aprendí lo hice mientras charlaba con mis compañeros, con los que me apuntaba a actividades, excursiones, visitas a diferentes centros, etc. Incluso por la calle, cuando te pierdes, estás en la necesidad de seguir practicando el idioma para hacerte entender y comprender tú también las explicaciones que te den. Se trata de una completa inmersión que luego, y yo doy fe de ello, se rentabiliza a la hora de buscar trabajo. No es lo mismo aprender gramática aquí que irte fuera y saber desenvolverte.
Y esto grandes empresas que organizan este tipo de viajes, cursos de idiomas en el extranjero, y también de inmersiones incluso dentro de campamentos en nuestro país lo saben, como es el caso de la reputada European Idiomas, que es aquella por la que me decanté para destinar el dinero de la beca del Ministerio de Educación cuando me la dieron. La experiencia fue fabulosa y se la recomiendo a todo el mundo, tanto a mayores (porque hay cursos para adultos) como para los jóvenes que me estén leyendo o para aquellos padres que deseen invertir ahora en el futuro de sus hijos por si más adelante ellos mismos no pueden hacer frente a este gasto o la cuantía de las becas disminuye.
Es viajar, es disfrutar, pero también es una gran manera de aprender idiomas y abrir la mente hacia otras culturas.