Viajes de lujo podemos hacer prácticamente a cualquier país del mundo ya que, por muy pobre que sea, seguro que tiene algún resort maravilloso donde poder dejarnos los billetes, pero cuando pienso en este tipo de viaje no puedo evitar imaginarme paseando por las principales capitales de Europa. Sé que en Nueva York podemos encontrar hoteles que nos dejarían con la boca abierta, y soy consciente de que Bali tiene los lujos más extremos del mundo, pero es en Europa donde yo siento esa elegancia del lujo tradicional a lo Audrey Herpburn y donde yo quiero vivir un viaje sin reparar en gastos.
Londres
La capital inglesa fue el primer sitio en el que pensé. Segundos más tarde no pude evitar imaginarme en París o Berlín pero es Londres la ciudad del lujo para mí y, por ende, donde pienso planear mi viaje de ensueño.
Llegados a este punto tengo que matizar que es de ensueño porque ahora mismo “ni en sueños” podría permitirme esos dispendios, aunque no pierdo la esperanza de que me toque la lotería, a la que juego cada semana en Lotería Dulcinea de Oro. Es deprimente comprobar cómo nunca me toca nada, ni siquiera la devolución, pero no puedo evitar pensar que si dejo de jugar a mis números de la suerte en esa administración en la que empecé a jugar hace ya cinco años acabará tocando y yo me daré golpes en la cabeza contra la pared por haber dejado pasar la oportunidad de mi vida.
Al planificar un viaje así, el primer momento en el que puedo visualizarme es poniendo el primer pie en el suelo tras bajar del avión. Creo que el viaje no me lo termino de imaginar porque no tiene mucho misterio: avión en primera clase y ¡voila!
Lógicamente no tengo la más mínima intención de ir en metro o autobús hasta mi lujoso hotel y aunque lo del taxi no estaría mal, si pienso a lo grande pienso en vehículo privado y chófer. Probablemente contraría a los de trasladosaeropuertolondres.es, más que nada porque los conductores son españoles y como yo en inglés no sé decir ni “hello” sin que suene mal, me viene de lujo que hablen mi idioma, nunca mejor dicho. Aunque puestos a gastar igual podría contratar a un traductor que me acompañase durante todo el viaje ¿no?
Según el ABC, los diez hoteles más caros de Londres están ubicados en el centro de la capital y digo yo que si son los más caros, también serán los más lujosos ¿no? Así que tras echar un ojo al artículo del periódico creo que me decantaría por el Ritz, el clásico por antonomasia, el que huele a elegancia y a sofisticación.
Los precios no están mal porque las habitaciones oscilan entre los 360 de las más simples y los 4.500 de la suite Príncipe de Gales, un ático con vistas a Green Park en el que, por supuesto, yo me alojaría con sábanas de lino, champagne y fresas con chocolate.
En Harrods me dejaré un buen dinero, así como en Tiffany´s, pero aunque el lujo es lo que moverá este viaje no puedo dejar de ver el mercadillo de Candem Town ni el de Portobello en Nothing Hill.
Como turista visitare Hyde Park, la Pequeña Venecia, el Tower Bridge, Trocadero, la Ópera, el Soho y el Big Ben. De las tonterías típicas del Cambio de Guardia paso, aunque sí quiero ver el Palacio y la Abadía de Westminster, el Museo Británico y Chinatown. No sé por qué me hace especial ilusión conocer el barrio chino de Londres, supongo que es por la cantidad de películas en las que aparece y que hemos podido ver desde casa.
Veré, por lo menos tres musicales, y tomaré café en Trafalgar Square. Quiero sentirme elegante, con el mundo a mis pies y haciendo todo lo que veo por televisión y que no puedo permitirme: dejar propina, pedir un botones con un carro dorado que lleve mi equipaje y me acompañe a la habitación, pedir comida a cualquier hora, botellas de champagne y baños de burbujas…. Seguro que tú también quieres un viaje así… ¿Adónde irías? Cuéntanoslo…