Un dentista en vacaciones

Cuando uno planea sus vacaciones, no piensa en médicos, dentistas o seguir con la dieta y las pautas deportivas. Lo que se tiene en mente es disfrutar de un viaje, relajarse, conocer otros lugares y tener experiencias que se guarden en la memoria. Sin embargo, los viajes, no están exentos de imprevistos. Más bien, al contrario, la aventura se basa en esos imprevistos. Las situaciones no planeadas y con las que no contamos. Aunque indudablemente, los peores imprevistos son aquellos que se relacionan con la salud.

Lo ideal sería viajar sin tener que plantearse ciertas circunstancias, pero lo cierto es que siempre es mejor, contar con cierto tipo de situaciones e imprevistos. Uno de ellos, puede ser algún problema bucodental. Con estos no se cuenta nunca, pesar de que se producen. Los dientes y la cavidad oral, no tienen en cuenta las vacaciones o los días de fiesta, ni siquiera los días de trabajo. Por lo que saber qué hacer cuando, estando de viaje, se produce un problema que atañe a la salud bucal, es algo que hay que tener presente.

No hablamos de algo que se pueda manejar como un dolor de muelas que se ataja con un antiinflamatorio. Hablamos sobre cómo proceder en el caso de que se produzca una urgencia dental, en medio de nuestras vacaciones. Puesto que se trata de momentos de relajación y desconexión, no esperamos que se produzca una emergencia dental. En tanto que médicos hay en todas partes y es fácil encontrar la atención necesaria, gracias a nuestra red de hospitales públicos y sus centros de salud, con la odontología no pasa lo mismo. Por lo que vamos a explicar en este artículo, lo que se debe hacer en caso de que se nos presente una indeseada urgencia dental, en nuestras apasionantes vacaciones.

Encontrar atención dental en caso de necesidad

Como es lógico, en caso de urgencia dental, lo más importante es buscar la atención especializada lo más rápido que sea posible. Al estar en un lugar desconocido, encontrar un profesional de confianza, no resulta tan fácil y rápido como nos gustaría, por lo que una de las mejores formas de localizar un dentista, es preguntar a los lugareños, o en el lugar en el que te hospedas. Es posible que ellos conozcan alguna clínica dental de confianza y cercana. En caso necesario, recurrir a internet es la opción más acertada, así como utilizar aplicaciones móviles destinadas a encontrar este tipo de servicios, en la zona en la que nos encontremos.

Una vez encontrado un dentista al que acudir, hay que ponerle al día de la situación, como nos explican los odontólogos profesionales de HQ Tenerife, hay que poner al corriente al personal de la clínica dental, para que determinen la gravedad del problema, para poder proporcionar el tratamiento adecuado. Existen clínicas con amplio horario de atención, así como clínicas que proporcionan la información necesaria vía telefónica. Contactar con alguna de ellas, puede ser una buena opción si la urgencia no requiere de una atención directa.

Dentro de los consejos que proponen los dentistas en estas situaciones, mientras se encuentra la clínica a la que acudir, encontramos el control del dolor y la hinchazón. En el caso de experimentar dolor e hinchazón, es posible controlarlos de forma temporal con medicamentos de venta libre, como puede ser el ibuprofeno o el paracetamol. Aplicar hielo en la zona afectada puede ayudar a reducir la inflamación. Se trata de remedios temporales que, bajo ningún concepto, sustituyen la atención dental profesional.

A pesar de que se lleven a cabo los esfuerzos preventivos necesarios, un accidente puede hacer que sea necesario hacer una visita al dentista durante las vacaciones. Por lo que hay que tener en cuenta la posibilidad y tomar una serie de medidas como las que citamos a continuación:

  • Tener el número del dentista habitual a mano. Lo primero que debe hacerse si es posible, en caso de urgencia, es llamar al dentista habitual. Aunque no preste servicios a distancia, puede proporcionar la derivación adecuada a un profesional de la zona en la que el paciente se encuentre.
  • Investigar previamente. Antes de iniciar el viaje, puede ser una buena idea informarse sobre los dentistas que puede haber en la zona o cerca, poniendo atención en aquellos que ofrecen servicios de urgencia. Anotar el nombre, es una excelente idea por si se produce la necesidad de recurrir a sus servicios.
  • Plan de pago. En el caso de que se disponga de un seguro dental, conocer los dentistas de la red, es la mejor manera de ahorrarse los cargos del servicio. Si no se dispone del mismo, habrá que informarse de las opciones de pago.

Informar a los profesionales que te vayan a tratar, sobre las alergias, antecedentes médicos de interés o la medicación que se tome, es fundamental para que no se produzcan interacciones.

Más vale prevenir

Podemos prever que pueda darse esta circunstancia y necesitar los servicios de un odontólogo mientras estamos de viaje. Pensando en dicha posibilidad, las medidas citadas, son una buena opción para que, llegado el caso, no tengamos que preocuparnos más de la cuenta, por encontrar un profesional. Si rastreamos la zona de destino y buscamos opciones, eso que llevamos ganado. Lo más posible es que no sea necesario recurrir a ellos, pero si se produce la urgencia, será más fácil disponer de un profesional.

De todas formas, conviene prever las posibles emergencias dentales, antes de salir de casa. En primer lugar, visitar al dentista de cabecera antes de iniciar el viaje. El dentista puede realizar a una revisión completa e instaurar cualquier tratamiento que pueda ser necesario antes de viajar.

A esto hay que añadir la importancia de llevar un kit básico, preparado para cualquier urgencia. En el mismo deben incluirse analgésicos, antiinflamatorios, gasas estériles y clorhexidina como desinfectante. Además del kit de higiene dental habitual: cepillo de dientes, pasta, hilo de seda o cepillos interdentales e irrigador, para poder cuidar de los dientes, en cualquier lugar y en cualquier momento.

Un cuidado adecuado de dientes y encías, previene la aparición de inflamaciones de encía, caries profunda o infecciones agudas como puede ser un flemón.

En cuanto a las medidas preventivas para evitar emergencias dentales, podemos proporcionar algunos consejos, con objeto de cuidar los dientes, al mismo tiempo que se disfruta de unas merecidas vacaciones:

  • Evitar morder objetos duros o alimentos pegajosos que pueden dañar las piezas dentales.
  • Mantener una buena higiene bucal, cepillando los dientes por lo menos dos veces al día y utilizando hilo dental de forma regular.
  • Limitar el consumo de bebidas azucaradas y alcohol, puesto que no solo pueden dañar los dientes, también aumenta el riesgo de que se produzca caries.
  • Utilizar los retenedores de ortodoncia para mantener los dientes alineados, en el caso de que se utilice durante todo el año.
  • Utilizar la férula de bruxismo o la apnea, incluso en vacaciones, ya que su misión es proteger la dentadura.
  • Si se realizan deportes de riesgo o contacto, no olvidarse de utilizar los protectores bucales adecuados, para evitar traumatismos y fracturas.

Con todo esto, aunque la prevención es importante, a veces, los imprevistos se producen. Por lo que, en caso de que se produzca una urgencia dental estando de vacaciones, hay que mantener la calma y buscar la atención médica necesaria lo antes posible. No obstante, siempre es mejor estar preparado y contar con un plan de acción, por si se produce una emergencia dental.

Las urgencias dentales más recurrentes y que implican, necesariamente, la asistencia a la clínica son las siguientes:

  • Accidente que implique daños en alguno de los dientes o parte de la boca.
  • La pérdida de un diente (avulsión dental).
  • Grieta o fractura de un diente.
  • Diente aflojado o que pierde su alineación (luxación o extrusión dental).
  • Impacto que cause dolor severo en los dientes que no se calma con analgésicos, aunque no haya daño visible.
  • Heridas en los tejidos de los labios, lengua o mejillas, incluso sin que haya dientes afectados.
  • Infección de muela o absceso dental.
  • Dolor agudo, hinchazón o sangrado que se produce después de otros tratamientos dentales, como obturaciones, tratamientos de conducto, exodoncia o implante dental.
  • Alveolo seco tras pasar por una extracción dental.
  • Pérdida de una obturación (empaste) o corona dental que requieran de una reconstrucción dental.

Teniendo en cuenta todo lo explicado, es posible que se no se pueda visitar al dentista de forma inmediata, por lo que hay que mantener la calma. Además, utilizar analgésicos de venta libre en caso de que se produzca dolor, aplicar frio loca, en la mejilla si hay hinchazón, mantener la higiene bucal de forma suave, con un cepillo blando y constante. Por último, evitar ingerir alimentos pegajosos, ácidos o muy calientes o fríos. Bajo ningún concepto deben aplicarse medicamentos directamente sobre el diente afectado, ni tratar de arreglarlo con productos caseros.

La prevención es clave, aunque algunas dolencias, no son predecibles, por lo que estar preparados para la adversidad, es la mejor manera de evitar que un problema bucodental, acabe por dejarnos sin vacaciones.

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