Hace poco tuve un problema en el extranjero al caérseme un implante dental mientras mascaba un chicle. A raíz de eso, al ver que no podía solucionarlo al momento y que tampoco estaba para nada cerca de mi clínica dental en Albacete, decidí informarme para saber qué hacer en caso de que me volviese a ocurrir algún problema estando de vacaciones en el extranjero.
En este caso estaba Irlanda, conociendo la isla desde sur al norte, desde Dublín hasta la Calzada de los Gigantes, por lo que sabía que tardaría bastantes días en regresar a España, ya que habíamos programado un recorrido de dos semanas y acudí a un servicio local de medicina de pago para que al menos me calmasen el dolor y me diesen algo para prevenir la infección. Como no había previsto este tipo de accidentes, acabé pagando tanto la consulta con el médico como las medicinas que me recetó posteriormente, pero a la vuelta a España me informé de qué es lo mejor que debemos a hacer si salimos al extranjero y queremos estar cubiertos de cara a este tipo de imprevistos.
Pues bien, lo principal antes de salir de vacaciones, y con varias semanas de antelación para que nos dé tiempo de tenerla en regla, es solicitar la tarjeta sanitaria europea en una oficina de nuestra ciudad de la Seguridad Social. Con dicha tarjeta podremos presentarnos a la puerta de urgencias de un país con el que España tenga convenio para ser atendidos y que esa factura sea pagada por el Gobierno de nuestro país de origen.
Está claro y cae de cajón que no podremos disfrutar de todas las coberturas sanitarias en el extranjero que tengamos en nuestro país. Por así decirlo, no vamos a ir a operarnos de una prótesis de cadera en Francia si la lista de Espera en nuestro país es mayor, pero sí podremos disfrutar de la asistencia primaria que necesitemos en ese momento sin un coste adicional.
Además, la solicitud de esta tarjeta, a diferencia de otro tipo de documentos como el DNI o el pasaporte, no requiere de ningún pago a la Seguridad Social y es posible solicitarla también a través de internet en caso de que no vivamos cerca de la oficina pública.
Asimismo, muchos de nosotros contamos también con seguridad de salud de carácter privado, bien porque nos hemos abonado nosotros mismos por nuestra cuenta o porque nuestra empresa, en la que trabajamos, los ha solicitado para nosotros a modo de un beneficio o remuneración por trabajar allí. Pues bien, es conveniente que estemos al tanto de las coberturas que este tipo de seguros ofrecen, ya que muchos de ellos cuentan también con una asistencia sanitaria en el extranjero de la que podemos tirar en caso de urgencia de manera gratuita o con un copago que vendrá determinado en las bases de la póliza que hemos firmado.
Como os digo, a mí la factura me salió bastante cara porque al no haberme planteado nunca este tipo de imprevistos fui a la aventura de vacaciones por así decirlo. De esta forma acabé pagando, como os decía, tanto la consulta como las medicinas. Al menos cuando estuve de vuelta en Albacete mi dentista de la Clínica Dental Olivares me solucionó el problema de este implante que me habían hecho mal durante mi etapa universitaria en Madrid y ya nunca más me ha vuelto a dar problemas.
Así, desde aquí os recomiendo encarecidamente solicitar la tarjeta de asistencia sanitaria europea e informaros, si tenéis seguro médico privado, de las coberturas del mismo para que nunca os ocurra algo como a mí y podáis usar ese dinero para disfrutar de vuestro destino de vacaciones.