El verano tiene ese efecto raro de hacernos querer dejarlo todo atrás. Cambiar la rutina, escaparte unos días, coger menos el móvil, andar con ropa cómoda… y sí, también ponerte las joyas que más te gustan, porque para eso estás de vacaciones. Pero hay algo que muchas veces se nos olvida: las joyas no son indestructibles.
El calor, el cloro de la piscina, la sal del mar, las cremas solares o incluso los viajes en avión pueden acabar afectándolas más de lo que imaginas. Y no hablamos solo de que se pierdan (que también), sino de que se deterioren, se rayen o pierdan brillo por no haberlas cuidado como toca.
Así que, si estás planeando escaparte este verano, ya sea a una playa paradisíaca, a un festival o a casa de tu abuela en el pueblo, te interesa saber cómo cuidar bien tus joyas. Porque conservarlas bonitas también es una forma de quererte un poco más a ti misma. Y eso sí que va con el verano.
1- El sol y las joyas son una combinación más peligrosa de lo que parece
Seguramente piensas que el sol no puede hacerle nada a una pulsera o a un anillo. Pero no es tan inofensivo como parece. La exposición prolongada al sol puede alterar el color de ciertas piedras o hacer que algunas resinas y pegamentos que se usan en joyas más delicadas se deterioren.
¿Llevas colgantes o pendientes con piedras naturales o perlas? Entonces mucho cuidado. Las perlas, por ejemplo, son muy sensibles al calor y a la sequedad. Si las llevas puestas durante horas bajo el sol, pueden acabar agrietándose o perdiendo su brillo natural.
Lo mejor en estos casos es evitar llevar joyas durante largos baños de sol o dejar las piezas directamente al sol cuando te las quitas. Si te vas a la playa o a la piscina y no quieres renunciar a ponértelas, intenta quitártelas mientras te tumbas o te das un baño.
2- La sal y el cloro
Uno de los errores más comunes del verano es meterse en el mar o en la piscina con las joyas puestas. Parece algo sin importancia, pero tanto el agua salada como el cloro son bastante agresivos con ciertos materiales. En especial con la plata y con algunas piedras.
Lo que ocurre es que estos elementos pueden dejar residuos que luego se cristalizan y hacen que la superficie de la joya pierda brillo o se raye. También pueden provocar que los cierres se oxiden o que algunas cadenas se debiliten.
Si tienes joyas de plata, oro blanco o con acabados especiales, lo mejor es que te las quites antes de meterte en el agua. Y si se te olvida, al menos acláralas con agua dulce nada más salir, y sécalas con un paño suave.
En Serrano Joyeros, una firma que lleva años ayudando a mujeres como tú a elegir bien sus joyas y mantenerlas como nuevas, recomiendan llevar siempre un pequeño neceser impermeable donde puedas guardarlas cuando te las quites. Así no las dejas tiradas sobre la toalla ni te las olvidas en cualquier sitio.
3- Cremas, perfumes y bronceadores
Otra cosa que hacemos mucho en verano es ponernos protección solar, cremas hidratantes o bronceadores. Y lo hacemos con toda la razón del mundo. Pero si llevas las joyas puestas mientras aplicas todo eso, es fácil que acaben cubiertas de residuos grasos que se meten por los rincones y no salen fácilmente.
Las cremas pueden afectar sobre todo a las piezas con detalles pequeños, relieves o piedras encastradas. Se acumula la suciedad, se forma una capa opaca y con el tiempo la joya pierde todo su encanto.
Lo mejor es seguir un orden muy simple: primero, te echas las cremas y el perfume. Luego esperas un par de minutos a que se absorban bien. Y solo entonces te pones las joyas. Parece una tontería, pero al cabo del verano la diferencia se nota muchísimo.
4- Cuidado con no perderlas al viajar
La clave está en elegir solo las que te vas a poner de verdad. Y si alguna tiene mucho valor económico o sentimental, pregúntate si merece la pena llevarla contigo o es mejor dejarla en casa.
A la hora de transportarlas, usa siempre un estuche específico para joyas, o una bolsita de tela con compartimentos individuales. Evita meterlas todas juntas en el neceser o en una bolsita sin separar, porque acaban rayándose entre sí. Las cadenas se enredan, los pendientes se doblan, y cuando llegas a tu destino te toca pasarte media hora intentando desenredarlo todo.
5- Cómo guardarlas en el alojamiento
Una vez llegas a tu destino, puede que dejes tus joyas en el baño del hotel o en la mesilla sin pensarlo mucho. Pero si no quieres que se pierdan o se estropeen, hay mejores opciones.
Guárdalas siempre en un lugar fresco y seco. Si el hotel tiene caja fuerte, úsala. Y si no, busca una cajita o estuche rígido donde puedas dejarlas bien protegidas. No las dejes sobre superficies mojadas, cerca de ventanas ni en lugares donde les dé el sol directo.
6- Limpieza rápida después de cada uso
Siempre es útil pasarles un pañito suave al final del día para quitar restos de sudor, crema o polvo. Sobre todo, en verano, cuando sudamos más y usamos productos en la piel.
Puedes usar una gamuza especial para joyería o simplemente un paño de algodón limpio. Si alguna pieza necesita más limpieza, hazlo con agua tibia y jabón neutro, secándola muy bien después.
7- No todas las joyas se cuidan igual
Hay diferencias importantes entre los cuidados de una cadenita fina y unos pendientes grandes y llamativos. Las joyas más pequeñas suelen ser más delicadas, sobre todo si son de oro fino o plata muy trabajada. Tienen más riesgo de romperse o deformarse si las guardas mal o se enganchan.
En cambio, las joyas grandes como los collares o los pendientes largos con piedras pueden rayarse con más facilidad si rozan con otras piezas o si se caen. Además, ocupan más espacio y necesitan guardarse con un poco más de mimo.
Por eso es importante elegir bien qué tipo de joyas vas a llevar de viaje, dependiendo de lo que vayas a hacer. Si vas a estar en movimiento, en excursiones o festivales, mejor llevar piezas pequeñas, cómodas y que no te den miedo perder. Para cenas o planes tranquilos, puedes sacar alguna joya más especial, pero con cuidado.
8- Precauciones extras si viajas fuera del país
Cuando vas a otro país, el riesgo de perder cosas o de que se estropeen se multiplica. No conoces el sitio, no siempre puedes comunicarte con facilidad y todo es más complicado si pasa algo.
Por eso, si llevas joyas valiosas, lo mejor es que hagas una lista antes de viajar, con fotos incluidas, y que la guardes en tu correo o en la nube. Así, si necesitas reclamar en un hotel o en el aeropuerto, tendrás pruebas de lo que llevabas.
También puedes hacer una revisión con tu seguro del hogar. Algunos cubren pérdidas o robos de joyas fuera de casa, pero solo si están registradas. Vale la pena consultarlo si vas a salir del país y llevas piezas de valor.
Y por supuesto, sentido común. No lleves joyas caras a la playa si vas a estar sola, no te las pongas si vas a hacer senderismo o actividades deportivas, y evita llamar la atención si estás en una ciudad desconocida.
9- No todo es cuidar, también puedes disfrutar más
Puede parecer que hay muchas reglas, pero en realidad se trata de pequeñas rutinas que hacen que disfrutes más de tus joyas y de tus vacaciones. No tienes que estar todo el día pendiente de ellas, pero sí tratarlas con un poco más de atención de la que solemos tener en verano.
Saber que llevas algo bonito y bien cuidado te da seguridad. Y al final, ese anillo que te acompaña desde hace años o ese colgante que te regalaron tiene un valor que va mucho más allá de lo que cuesta.
Así que este verano, cuida tus joyas, pero también cuídate tú. Elige bien, guarda bien, protégelas… y luego olvídate de todo mientras te tomas un helado viendo atardecer.
Cuida tus joyas como cuidas tus recuerdos
Cada joya que llevas tiene algo tuyo. Una historia, un momento, una persona. No es solo un complemento: muchas veces son pequeños recuerdos que llevas encima sin darte cuenta.
Por eso vale la pena dedicarles unos minutos antes de salir de viaje, al final del día o cuando te las quitas. Con muy poco puedes conseguir que se conserven igual de bonitas que el primer día.
Tu verano puede ser mucho más bonito si sabes que llevas algo que te representa, que te hace sentir bien y que vas a poder seguir usando muchos años. Solo hace falta un poco de atención… y muchas ganas de disfrutar. No te obsesiones y pásatelo bien.