Según las estadísticas Paris es una de las ciudades europeas que cada año recibe un mayor número de visitantes, concretamente en el año 2017 se situó en el segundo lugar detrás de otra emblemática ciudad como es Londres. Y es que “París bien vale una misa”, como dice la famosa frase atribuida al rey Enrique IV de Francia. París, es la ciudad del amor, es la ciudad de la luz, la ciudad cultural por excelencia, la ciudad monumental, la ciudad de los emblemáticos tejados abuhardillados con sus pequeñas ventanas de cuarterones blancos, denominadas por los franceses mansardas y abiertas al exterior sobre unos tejados grises construidos con materiales nobles como el zinc y la pizarra, han sido declarados por el estado francés “Archivo cultural inestimable” y se ha promovido su candidatura para que en un futuro pasen a ser parte del Patrimonio Mundial protegido por la Unesco.
Francia es uno de los más de veinte países a los que la empresa española Pizarras y derivados, especializada en la comercialización y distribución de pizarras para tejados, suelos y exteriores, exporta su pizarra extraída y elaborada a partir de los mejores yacimientos y adaptada a todo tipo de aplicaciones o prescripciones, ofreciendo siempre desde la experiencia que les avala en sus casi 100 años de historia a través de tres generaciones una profesionalidad indiscutible y un producto de la más alta calidad a precios competitivos de mercado. El principal objetivo de Pizarras y derivados es la satisfacción total de sus clientes, por lo que el cliente podrá estar seguro de recibir el mejor tratamiento, así como un servicio incomparable, con la condición inigualable de que todos los productos que ofrece la empresa Pizarras y derivados están homologados y responden positivamente a las normas de calidad de cada país donde se comercializan, pudiendo ser exportadas y transportadas de una manera ágil y eficaz.
Después de esta primera impresión sobre el paisaje urbano en general, lo siguiente es trazar un itinerario lo más concreto posible para no perdernos dentro de sus 206 museos y sus 2185 monumentos, por lo que si tenemos que hacer una pequeña selección estos serían los escogidos:
– Torre Eiffel. Esta escultura de hierro de 324m. de altura y un peso total de 10.100 toneladas fue diseñada por el ingeniero francés Gustave Eiffel con motivo de la Exposición Universal de 1889, convirtiéndose hoy en día en el símbolo y monumento más visitado de la capital parisina.
– Museo del Louvre. Este museo uno de los más visitados del mundo abrió sus puertas en el año 1793 en el Palacio del Louvre, residencia oficial de los monarcas franceses hasta su traslado al Palacio de Versalles. En él se pueden observar obras únicas e irrepetibles como la Gioconda de Leonardo da Vinci, las Bodas de Caná de Veronés, La Venus de Milo o el Escriba Sentado.
– Arco del Triunfo. Mandado construir por Napoleón en 1806 para celebrar las victorias del ejército francés, es el arco más representativo y grande del mundo con sus 50m. de altura. Se encuentra situado en lo alto de los Campos Elíseos, lo que le otorga unas vistas espectaculares.
– Catedral de Notre Dame. Es una de las catedrales góticas más antiguas del mundo, en la que destacan sus dos torres de unos 70 m. de altura, y su rosetón, su construcción comenzó en el año 1163, por lo que a lo largo de los siglos y fue testigo de numerosos hechos como la coronación de Napoleón, la beatificación de Juana de Arco, etc.
– Basilique du Sacré-Coeur de Montmartre. De estilo romano bizantino, destaca en lo alto del famoso y bohemio barrio de Montmartre por su color blanco y sus 130 m. de altura, fue consagrada en el año 1919. Los visitantes pueden ascender al domo, desde donde se pueden observar las más increíbles vistas de la ciudad.
– Ópera Nacional o Palacio Garnier. Inaugurado en el año 1875 es una obra maestra de la arquitectura teatral.
Otras bellezas que nos ofrece París
París no solo son monumentos, museos, iglesias, París también es glamour, diseño, moda… y por supuesto también parques, el disfrute el aire libre, sus paseos en barco recorriendo el río Sena y contemplando sus bellas orillas, en fin, como bien dicen los franceses “París, Oh là, là!” y es que la capital gala se merece que vayamos a ella al menos en una ocasión en la vida y que la recorramos durante unos días, nos enganchará.