Conocer a un mochilero totalmente experto en el mundo de los viajes es impresionante. Te puede contar de todo de un montón de países, cosas que jamás habrías pensado que ocurriesen, tanto para bien como para mal y cosas que, aunque sabes que existen nunca soñaste con ver, pero lo realmente interesante es saber todo lo que él sabe y es que la experiencia es un grado.
Tras una larga conversación interesantísima sobre viajar por Europa, el InterRail, los albergues, campings y demás lugares económicos y formas diferentes de viajar ahorrando para poder visitar la cantidad más grande de países posibles con muy poco dinero llegamos a un tema que me pareció digno de hacer mención en este blog: lo que debes llevar en tu mochila.
Por ejemplo, cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que él no viajaba nunca sin un par de cuerdas de buena calidad. Me recomendó, de hecho, Cuerdas Valero que, según él, son de lo mejorcito que hay, y me aseguró de que nunca me arrepentiría de esa compra. Según él sirven para todo, para ayudarte a crear un refugio en la noche, para pasar por lugares bastante incómodos o peligrosos con un poco más de seguridad e incluso me contó que una vez tuvo que utilizarlas para salir de su albergue en Austria porque la puerta de su habitación quedó atascada, el dueño le dijo que como rompiera la puerta tendría que pagarla, la mujer del dueño suplicaba que no llamara a emergencias porque no podrían pagar los gastos que conllevaría y de todos modos acabarían rompiendo también la puerta y él tenía que coger un tren esa misma tarde, así que como se encontraba en un primer piso no demasiado alto no se lo pensó dos veces y, ni corto ni perezoso, ató las dos cuerdas entre sí con un nudo de no sé qué (que también pedí que me enseñara a hacer) y el extremo al armario de la habitación. Ya imagináis qué pasó, ¿no? Bajó por la ventana y cortó la cuerda y como pensaba comprarse dos cuerdas nuevas para sus posteriores viajes obligó a los dueños del albergue a que le descontaran el coste de las que había tenido que usar para salir de la habitación. ¡Menuda aventura! Aunque yo creo que me habría quedado en un rinconcito esperando a que algún alma caritativa me sacara de allí.
Otra cosa que dice que no podemos olvidar jamás es una cantimplora vacía. Cuando viajas a ciertos países como Noruega donde por una botella de agua mineral te cobran 5 euros y encima el agua del grifo es sanísima lo mejor es rellenar, y rellenar, y rellenar cada vez que entres a un baño o tengas oportunidad de hacerlo.
Desde luego, si algún día me animo a hacer la mochila y largarme a una aventura intentaré contactar con él para que me haga una lista de lo que debo meter dentro.